El amor a la Patria

El amor y el odio son las dos caras de una misma moneda. Moneda que sólo existe en el interior de los corazones. Uno acaba con el otro. Son enemigos íntimos desde el principio de la vida y hasta el fin de los tiempos.
Son como el hielo y el vapor. Simplemente, diferentes grados de intensidad de un mismo sentimiento, el amor, que en la naturaleza humana juega un papel fundamental.
Se ama esto y se ama aquello. Se empieza odiando algo y se acaba odiando todo lo demás. Algunos lo llaman «emociones líquidas» o «sentimientos líquidos». No sólo admiramos aquello que sentimos en nuestras propias carnes sino también bellas o trágicas historias que contemplamos como suceden en vidas ajenas.
Con el diccionario de Mr. Google en mano, el amor es «Sentimiento de vivo afecto e inclinación hacia una persona o cosa a la que se le desea todo lo bueno.»
Contrasta con el significado de su enemigo mortal, el odio, que es «Sentimiento profundo e intenso de repulsa hacia alguien que provoca el deseo de producirle un daño o de que le ocurra alguna desgracia.»
Los sabios dicen que «das de lo que recibes». Dar para recibir. Hay muchas maneras de decirlo, «al que a hierro mata, a hierro muere» o «siembra para recoger».
Uno tiene una familia… ¿Porqué odiarla pudiendo amarla?
Uno tiene un barrio de la infancia… ¿A caso esa nostalgia de tiempos lejanos tan difícil de expresar no nos hace amarlo?
Uno tiene unos amigos, unas canciones favoritas, un plato predilecto. ¿A caso no es el amor y el odio el cincel que esculpe las personalidades individuales?
Sabiendo lo que es el Amor, y cada uno teniendo una o varias Patrias en el corazón. ¿Cómo odiarlas? ¿Hay algún error más colosal? ¿Cómo sembrar contra ellas el veneno del odio?
Si amamos a nuestra propia Patria y mancillamos el honor de la Patria de los vecinos, estamos cometiendo un error estratégico de primer orden, autorizando a los demás a ultrajar la propia. ¿A caso toda persona -sea cual sea su condición- no está dispuesta en algún momento de su vida a defender COMO SEA aquello que ama? ¿Cual es el respeto que se debe brindar a la Patria de otro para merecer el respeto a la propia Patria? Todo el mundo tiene alguna familia, un pasado, una infancia, un apego hacia SU tierra.
El amor a la Patria es lo normal y legítimo, el odio a las demás no. El odio a la propia Patria es directamente una enfermedad mental y deben hablar los psiquiatras sobre el asunto. La Patria se puede entender como «Lugar o comunidad con la que una persona se siente vinculada o identificada por razones afectivas.» o también como «País o lugar en el que se ha nacido o al que se pertenece por vínculos históricos o jurídicos.» Sin duda, hay que ser cuidadosos en el trato hacia ella. No es un juego, no es un pasatiempo. No advertir a tiempo que cada Patria tiene una Vanguardia de Soldados ‘civiles’ y ‘militares’, unidos sin saberlo hasta llegado el momento, ha sido la causa de la mayoría de guerras que el ser humano ha provocado: pues siempre habrá alguien dispuesto a defender «lo suyo».
Se siente en mayor o menor medida, según sea el nivel de afecto que se ha acumulado durante la trayectoria vital. Un nivel que no es fijo y se transforma, mutando a cada momento. Es muy importante pero es algo interno. Se odie o ame, no exime a cumplir la ley ni otorga el derecho a faltarle al respeto. Ya en el mítico Imperio Romano se decía aquello de <<Roma no paga a traidores>>. Siempre que alguien vaya a traicionar a su Patria o atentar contra el honor de la Patria de otro, SIEMPRE encontrará algún ‘guerrero’ dispuesto a vengarse de forma resuelta ‘tarde o temprano’.
La identidad está formada por la Patria chica y la Patria grande. Digamos que la chica es Cataluña para un catalán, Navarra para un navarro o Andalucía para un andaluz. En ella, vemos reflejada una de las múltiples realidades que forma la Patria Grande. España es la Patria de todos los españoles, sean de donde sean. Sólo existe una manera de amar a cada una de ellas: amarlas a las dos, pues en realidad sólo son una.
Una es una pieza del puzzle, la otra es el puzzle en sí mismo.
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[…] a favor de la Unidad de España sin más interés que el amor a la patria, mandaría un mensaje muy contundente a las instituciones. No es necesario otro motivo, con ese […]