Opinión: La actitud lo es todo
Nuestra actitud ante la vida es lo que nos lleva al paraíso o al infierno. A la alegría o a la frustración. A la pobreza o a la abundancia. A la compañía o a la soledad. A la lucidez o a la locura. Al éxito o al fracaso.
No se puede dejar sólo a cargo de la suerte y del subsconsciente el empeño propio por dar lo mejor de sí. Ha de ser algo consciente y voluntario, con beneficios demostrables y con perseverancia sobrehumana.
Así como enfrentamos los retos es como los superamos. Lo que nos convierte en expertos y en buenos profesionales es la actitud ante el trabajo, la voluntad de superación personal, la búsqueda del conocimiento, el respeto ante los demás y el empeño en hacer las cosas de la mejor manera posible. Todo ello depende totalmente de la propia actitud.
Ya sea el objetivo sacarse una carrera, emprender un proyecto innovador o prepararse para una competición deportiva, la actitud será el factor clave para acabar triunfadores o para caer a las primeras de cambio.
Muchos valores son los necesarios para que acaben convirtiendo la nuestra en una actitud óptima, alimentada por una motivación insuperable y manifestada ante cualquier situación de la vida. Recuerda, la actitud es tan importante o más que el aire que respiramos o el agua que bebemos.